El dibujo, la pintura, la música
y la imagen en movimiento; cuatro pasiones que Tomás Welss ha conjugado a lo
largo de su trayectoria artística y que ahora, en una rigurosa y elaborada
muestra, deja al descubierto en las paredes del Museo de Arte del Tolima.
Este diseñador gráfico chileno, amante de las artes
desde muy pequeño, estudió en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile,
donde obtuvo el título de Diseñador. Gracias a una beca otorgada en 1985 por el
gobierno alemán, se especializa en cine de animación en la Academia Estatal de Bellas Artes de Stuttgart.
Los cortos de Tomás Welss son
dibujados a mano, su relación directa con el con lápiz, el papel, y los acetatos siempre ha primado para
exteriorizar su forma de ver el mundo. Las
ayudas tecnológicas han ido aumentando a favor de su labor creativa, pero no
asumiendo un protagonismo absoluto como suele suceder con muchos animadores hoy
en día.
Hablar de sus trabajos más destacados es impajaritablemente
nombrarlos todos. Proyectos como Manos libres, Verde que te quiero, Pasta,
Paraíso Terrenal, entre muchos otros, se han destacado por su impecable
ejecución técnica y creativa. En su filmografía animada Welss opta, en la
mayoría de los casos, una visión crítica
de la complejidad de las relaciones humanas.
Su trabajo ha alcanzado diversos
reconocimientos y se han exhibido en festivales de cine de fama mundial como el Festival de Cine de Huesca de 2004, Festival Internacional de Animación Erótica de
Río de Janeiro en 2007, el Festival de
Cine de Cartagena de Indias donde obtuvo el premio “Catalina de Oro” con los films Manos libres y Verde que te
quiero, entre otros.
MAT:
¿Cómo llega al mundo de la animación?
T.W.: Desde pequeño he estado
dibujando todo lo que circulaba a mí alrededor. Mis padres potenciaron eso,
sentándome en un buen lugar, provisto de papel y lápices, siempre que
ameritaba. Durante el colegio, período
muy complejo en mi vida, hacía los trabajos de mis compañeros en la signatura
de Arte. Sin embargo el arte, en ese colegio, era casi igual a cero.
Algo nuevo afloró en mi período,
como estudiante, en la Universidad de Chile, Facultad de Artes, durante la
dictadura de Pinochet. Fue un período fuertísimo, después de la burbuja del
colegio Alemán de Santiago. La contracultura y la convivencia en la Universidad
potenciaron mi ganas de crear y buscar con apoyo de profesores, que provenían,
aún de un Chile Republicano.
Un buen día presentaron una muestra de animaciones de Europa
del Este en la Facultad, y desde ahí en adelante comenzó mi inquietud hacia esa
dirección. Como dibujante, pintor, amante de la música y la imagen en
movimiento, me sentí plenamente identificado con esa expresión artística, tan
global, amplia y libre.
MAT: ¿De qué manera influyo su familia y su padre, también artista, en su
carrera?
T.W.: En casa siempre hubo conversación en torno al arte.
Desde mis abuelos, inmigrantes,
coleccionistas por parte de Madre, existía un nicho, desde la música clásica,
literatura, pintura. Las grandes comidas y reuniones familiares, eran
acontecimientos musicales, ya que mi abuelo, muy emocionado, se sentaba al
piano, después del café. Para mí, eran imágenes muy fuertes, ya que mi abuelo
era un hombre “redondo”, narigón, omnipotente y muy sentimental. La música era
su expresión.
Mi padre hasta el día de hoy,
sigue pintando y desde luego, ha estado presente durante toda mi existencia con
su quehacer artístico. Su humor, su valentía por abocarse al arte y visión
particular del mundo en que vivimos, me han dado coraje por continuar mi propio
camino, en este caso marcado, por el audiovisual.
MAT: ¿Cuál es la motivación principal para hacer animaciones?
T.W.: Mi motivación principal se conecta con la complejidad
de las relaciones humanas.
Imposibles de definir, reglamentar o normar, me inspira este
caos absoluto, repleto de incongruencias. Este hecho que observo, se conecta
con el mundo exterior, o el sistema imperante,
que lucha y simula, por establecer esquemas socio-políticos por aquietar
las almas y establecer códigos de comportamiento.
MAT: ¿Todas las
animaciones tienen un mensaje o hay temas específicos que están implícitos?
T.W. En mayor o menor grado, mis animaciones no tienen un
mensaje concreto, narrativamente comprobable, sino más bien una sugerencia lúdica
y a veces dramática, en comunicar atmósferas y situaciones humanas, como la
envidia, la codicia, el instinto al juego, el poder, la sexualidad, el amor…
MAT: ¿Cómo es el
proceso de creación de las animaciones?
T.W: Como estudiante, trabajé de
manera 100% análoga, es decir, con lápiz, papel, acetatos y película en 16 mm
con sonido magnético. No existía el digital en esa Escuela, en Stuttgart, ya
que la intensión era la conexión con el material en bruto. En esa época, ya
existían anexos y aportes digitales, pero no en mis primeras etapas. Luego,
comencé de igual forma, aquí en Chile, a dibujar cuadro por cuadro y colorear
esa inmensidad de dibujos a mano. El trabajo lo compartía con poca gente, ya
que los presupuestos eran de guerra. El salto fue, filmar con película de 35
mm. La primera intervención digital que experimenté, fue en el 2003, cuando
filmé “Verde que te quiero”, escaneando dibujo tras dibujo, y editando antes de
pasar a fílmico. Por lo tanto el montaje era digital, previo traspaso a cine. Esa
fue una gran ayuda, ya que existía un armado total de la película, en archivo
digital, que me permitía proceder con el audio, foley, música y onomatopeya. Al
terminar edición de imagen y audio, cerraba el proceso con la finalización en
35mm.
El debate se concentra mayoritariamente, en los softwares
que continuamente se renuevan, y no en porqué queremos hacer animación.
¿Cuál es la
diferencia entre ser animador y hacer películas de ficción?
La ficción con la animación se pueden complementar. Ambas expresiones
responden a la ilusión de las imágenes en movimiento.
El punto definitivo es el
siguiente. Al enfrentarme a un espacio vacío, sin actores, ni locaciones, como
animador, soy el responsable de toda la acción y la composición del plano. Este
hecho resguarda una gran responsabilidad frente a la imagen en movimiento, y el
protagonista es el director sin actores reales, sino él mismo adherido a su
imaginación y fantasía.
Al estar grabando un documental,
hace un tiempo ya, percibo la independencia de la imagen retratada, y una
actitud de abandono de ese afán de control del encuadre. Lo digo, porque el
mundo exterior está en constante movimiento y por lo tanto, es la contraparte,
que se independiza y aporta y enriquece el relato.
Mis reflexiones respectos a ambas
expresiones son complejas, ya que la demanda del director es diferente. La
animación la puedo llegar a vivir como un proceso casi obsesivo de mantener el
control sobre todos los aspectos de la imagen y por tanto la creación es
integral.
En cuanto a la imagen real, la
interacción con el mundo “vivo” desestructura mi visión como animador, para
reestructurarla en conexión con lo táctil, material y tangible desde fuera.
¿Qué proyectos está
desarrollando actualmente?
Me encuentro realizando una animación
de 10 minutos, con la técnica de Stop Motion. En este caso no son muñecos o
personajes de plastilina, sino pintura acrílica animada cuadro a cuadro,
tapando el fotograma previo, y proyectando el siguiente, para producir el
movimiento. Uso luz de abajo y arriba, para iluminar y “texturizar” la imagen.
En paralelo, realizo un making of
sobre este trabajo y un documental largo, que aglutina múltiples miradas hacia
la animación, pero desde manifestaciones artísticas diferentes. Incluyo la
danza, el teatro, el grafitty, la pintura, y el cine, entre otras. Esto, a
partir de entrevistas a otros artistas, y grabaciones en exteriores, que se
conectan con la imagen animada.
Por último quiero realizar
animación sobre figura humana, preferentemente actores, ya que ellos se
conectan con más soltura y propia intervención, frente al pincel que recorre el
cuerpo, cuadro a cuadro. Esta experiencia la inicié en el reciente Festival de
cine de Lebu, al Sur de Chile. Este experimento o performance fue realizado a
tres cámaras, una de las cuales captaba la pintura cuadro a cuadro, sobre el
actor, durante un intenso proceso de 12 horas de trabajo continuo. Las otras dos cámaras, captaron la atmósfera
vivida a tiempo real, en momentos elegidos, durante el proceso.
Entre otros trabajos, pretendo
presentar esta performance de máximo 10 minutos (aún en proceso de edición),
como primicia, en el MAT.
¿Qué es lo que podrán
ver los ibaguereños en esta muestra?
Los Ibaguereños podrán ver fotogramas originales de mis
animaciones anteriores. La realidad de los fotogramas dibujados y físicos
(papel) está casi llegando a su fin, por lo menos en América Latina, ya que la
producción animada actual, en dos dimensiones, se realiza sobre “tablets” y se colorea en el computador. Por
lo tanto la obra no tiene secuelas físicas. Los fotogramas de las animaciones
100% digitales se pueden imprimir y exponer, pero ya no serían originales, sino
reproducciones.
También expondré algunos cartones pictóricos que pertenecen
a mi animación actual realizada con colores acrílicos.
Por otro lado quiero presentar el experimento animado sobre
un cuerpo humano, realizado recientemente en el Festival de cine de Lebu, al
Sur del país. Además algunos making offs de mis animaciones, y un documental
titulado “ El Muro”, que responde a la realización “ in situ” de un gran mural,
realizado por mi padre, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, en el
2006.
En conjunto y respondiendo a mi fase actual de animar con
pinturas, quiero realizar un mural en el museo.
¿Cuál es la expectativa de exponer en el MAT?
Exponer siempre es una fiesta.
Mostrar el trabajo animado, realizado mayoritariamente con una actitud
intimista, logra su esplendor al ser exhibido.
Desplegar y exponer una serie de
dibujos, que dieron origen al trabajo animado, tiene una función
estética-artística, pero también didáctica, en cuanto al origen de las imágenes
en movimiento. Más aún, si se trata de animación no convencional, lo cual
supone la destrucción de ciertos “clichés” frente al formato animado,
comúnmente relacionado con un público infantil.
La labor artística no logra
validarse, sino se expone hacia la mirada externa. Siento que en América
Latina, predomina una visión de los artistas, en general, a exhibir, presentar,
exponer, en Europa o US.
No es excluyente. Los festivales,
las muestras, exposiciones, etc. Pueden ocurrir en cualquier lugar del planeta,
sin embargo me resulta atractivo y enriquecedor, observar la labor creativa de
los artistas, en los países hermanos.
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