lunes, 28 de abril de 2014

El mundo del 2D, en el MAT


El dibujo, la pintura, la música y la imagen en movimiento; cuatro pasiones que Tomás Welss ha conjugado a lo largo de su trayectoria artística y que ahora, en una rigurosa y elaborada muestra, deja al descubierto en las paredes del Museo de Arte del Tolima.

Este  diseñador gráfico chileno, amante de las artes desde muy pequeño, estudió en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, donde obtuvo el título de Diseñador. Gracias a una beca otorgada en 1985 por el gobierno alemán, se especializa en cine de animación en la Academia Estatal  de Bellas Artes de Stuttgart.
Los cortos de Tomás Welss son dibujados a mano, su relación directa con el con lápiz, el  papel, y los acetatos siempre ha primado para exteriorizar su forma de ver el mundo.  Las ayudas tecnológicas han ido aumentando a favor de su labor creativa, pero no asumiendo un protagonismo absoluto como suele suceder con muchos animadores hoy en día.

Hablar de sus trabajos más destacados es impajaritablemente nombrarlos todos. Proyectos como Manos libres, Verde que te quiero, Pasta, Paraíso Terrenal, entre muchos otros, se han destacado por su impecable ejecución técnica y creativa. En su filmografía animada Welss opta, en la mayoría de los casos,  una visión crítica de la complejidad de las relaciones humanas.

Su trabajo ha alcanzado diversos reconocimientos y se han exhibido en festivales de cine de fama mundial como  el Festival de Cine de Huesca de 2004,  Festival Internacional de Animación Erótica de Río de Janeiro en 2007, el  Festival de Cine de Cartagena de Indias donde obtuvo el premio “Catalina de Oro”  con los films Manos libres y Verde que te quiero,  entre otros.

MAT: ¿Cómo llega al mundo de la animación?


T.W.: Desde pequeño he estado dibujando todo lo que circulaba a mí alrededor. Mis padres potenciaron eso, sentándome en un buen lugar, provisto de papel y lápices, siempre que ameritaba.  Durante el colegio, período muy complejo en mi vida, hacía los trabajos de mis compañeros en la signatura de Arte. Sin embargo el arte, en ese colegio, era casi igual a cero.

Algo nuevo afloró en mi período, como estudiante, en la Universidad de Chile, Facultad de Artes, durante la dictadura de Pinochet. Fue un período fuertísimo, después de la burbuja del colegio Alemán de Santiago. La contracultura y la convivencia en la Universidad potenciaron mi ganas de crear y buscar con apoyo de profesores, que provenían, aún de un Chile Republicano.


Un buen día presentaron una muestra de animaciones de Europa del Este en la Facultad, y desde ahí en adelante comenzó mi inquietud hacia esa dirección. Como dibujante, pintor, amante de la música y la imagen en movimiento, me sentí plenamente identificado con esa expresión artística, tan global, amplia y libre.

MAT: ¿De qué manera influyo su familia y su padre, también artista, en su carrera?

T.W.: En casa siempre hubo conversación en torno al arte.
Desde mis abuelos, inmigrantes, coleccionistas por parte de Madre, existía un nicho, desde la música clásica, literatura, pintura. Las grandes comidas y reuniones familiares, eran acontecimientos musicales, ya que mi abuelo, muy emocionado, se sentaba al piano, después del café. Para mí, eran imágenes muy fuertes, ya que mi abuelo era un hombre “redondo”, narigón, omnipotente y muy sentimental. La música era su expresión.

Mi padre hasta el día de hoy, sigue pintando y desde luego, ha estado presente durante toda mi existencia con su quehacer artístico. Su humor, su valentía por abocarse al arte y visión particular del mundo en que vivimos, me han dado coraje por continuar mi propio camino, en este caso marcado, por el audiovisual.

MAT: ¿Cuál es la motivación principal para hacer animaciones?

T.W.: Mi motivación principal se conecta con la complejidad de las relaciones humanas.
Imposibles de definir, reglamentar o normar, me inspira este caos absoluto, repleto de incongruencias. Este hecho que observo, se conecta con el mundo exterior, o el sistema imperante,  que lucha y simula, por establecer esquemas socio-políticos por aquietar las almas y establecer códigos de comportamiento.

MAT: ¿Todas las animaciones tienen un mensaje o hay temas específicos que están implícitos?

T.W. En mayor o menor grado, mis animaciones no tienen un mensaje concreto, narrativamente comprobable, sino más bien una sugerencia lúdica y a veces dramática, en comunicar atmósferas y situaciones humanas, como la envidia, la codicia, el instinto al juego, el poder, la sexualidad, el amor…

MAT: ¿Cómo es el proceso de creación de las animaciones?

T.W: Como estudiante, trabajé de manera 100% análoga, es decir, con lápiz, papel, acetatos y película en 16 mm con sonido magnético. No existía el digital en esa Escuela, en Stuttgart, ya que la intensión era la conexión con el material en bruto. En esa época, ya existían anexos y aportes digitales, pero no en mis primeras etapas. Luego, comencé de igual forma, aquí en Chile, a dibujar cuadro por cuadro y colorear esa inmensidad de dibujos a mano. El trabajo lo compartía con poca gente, ya que los presupuestos eran de guerra. El salto fue, filmar con película de 35 mm. La primera intervención digital que experimenté, fue en el 2003, cuando filmé “Verde que te quiero”, escaneando dibujo tras dibujo, y editando antes de pasar a fílmico. Por lo tanto el montaje era digital, previo traspaso a cine. Esa fue una gran ayuda, ya que existía un armado total de la película, en archivo digital, que me permitía proceder con el audio, foley, música y onomatopeya. Al terminar edición de imagen y audio, cerraba el proceso con la finalización en 35mm.
El debate se concentra mayoritariamente, en los softwares que continuamente se renuevan, y no en porqué queremos hacer animación.

¿Cuál es la diferencia entre ser animador y hacer películas de ficción?

La ficción con la animación se pueden complementar. Ambas expresiones responden a la ilusión de las imágenes en movimiento.
El punto definitivo es el siguiente. Al enfrentarme a un espacio vacío, sin actores, ni locaciones, como animador, soy el responsable de toda la acción y la composición del plano. Este hecho resguarda una gran responsabilidad frente a la imagen en movimiento, y el protagonista es el director sin actores reales, sino él mismo adherido a su imaginación y fantasía.

Al estar grabando un documental, hace un tiempo ya, percibo la independencia de la imagen retratada, y una actitud de abandono de ese afán de control del encuadre. Lo digo, porque el mundo exterior está en constante movimiento y por lo tanto, es la contraparte, que se independiza y aporta y enriquece el relato.
Mis reflexiones respectos a ambas expresiones son complejas, ya que la demanda del director es diferente. La animación la puedo llegar a vivir como un proceso casi obsesivo de mantener el control sobre todos los aspectos de la imagen y por tanto la creación es integral.

En cuanto a la imagen real, la interacción con el mundo “vivo” desestructura mi visión como animador, para reestructurarla en conexión con lo táctil, material y tangible desde fuera.

¿Qué proyectos está desarrollando actualmente?

Me encuentro realizando una animación de 10 minutos, con la técnica de Stop Motion. En este caso no son muñecos o personajes de plastilina, sino pintura acrílica animada cuadro a cuadro, tapando el fotograma previo, y proyectando el siguiente, para producir el movimiento. Uso luz de abajo y arriba, para iluminar y “texturizar” la imagen.

En paralelo, realizo un making of sobre este trabajo y un documental largo, que aglutina múltiples miradas hacia la animación, pero desde manifestaciones artísticas diferentes. Incluyo la danza, el teatro, el grafitty, la pintura, y el cine, entre otras. Esto, a partir de entrevistas a otros artistas, y grabaciones en exteriores, que se conectan con la imagen animada.

Por último quiero realizar animación sobre figura humana, preferentemente actores, ya que ellos se conectan con más soltura y propia intervención, frente al pincel que recorre el cuerpo, cuadro a cuadro. Esta experiencia la inicié en el reciente Festival de cine de Lebu, al Sur de Chile. Este experimento o performance fue realizado a tres cámaras, una de las cuales captaba la pintura cuadro a cuadro, sobre el actor, durante un intenso proceso de 12 horas de trabajo continuo.  Las otras dos cámaras, captaron la atmósfera vivida a tiempo real, en momentos elegidos, durante el proceso.

Entre otros trabajos, pretendo presentar esta performance de máximo 10 minutos (aún en proceso de edición), como primicia, en el MAT.

¿Qué es lo que podrán ver los ibaguereños en esta muestra?

Los Ibaguereños podrán ver fotogramas originales de mis animaciones anteriores. La realidad de los fotogramas dibujados y físicos (papel) está casi llegando a su fin, por lo menos en América Latina, ya que la producción animada actual, en dos dimensiones, se realiza sobre  “tablets” y se colorea en el computador. Por lo tanto la obra no tiene secuelas físicas. Los fotogramas de las animaciones 100% digitales se pueden imprimir y exponer, pero ya no serían originales, sino reproducciones.

También expondré algunos cartones pictóricos que pertenecen a mi animación actual realizada con colores acrílicos.
Por otro lado quiero presentar el experimento animado sobre un cuerpo humano, realizado recientemente en el Festival de cine de Lebu, al Sur del país. Además algunos making offs de mis animaciones, y un documental titulado “ El Muro”, que responde a la realización “ in situ” de un gran mural, realizado por mi padre, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, en el 2006.
En conjunto y respondiendo a mi fase actual de animar con pinturas, quiero realizar un mural en el museo.

¿Cuál es la expectativa de exponer en el MAT?

Exponer siempre es una fiesta. Mostrar el trabajo animado, realizado mayoritariamente con una actitud intimista, logra su esplendor al ser exhibido.

Desplegar y exponer una serie de dibujos, que dieron origen al trabajo animado, tiene una función estética-artística, pero también didáctica, en cuanto al origen de las imágenes en movimiento. Más aún, si se trata de animación no convencional, lo cual supone la destrucción de ciertos “clichés” frente al formato animado, comúnmente relacionado con un público infantil.

La labor artística no logra validarse, sino se expone hacia la mirada externa. Siento que en América Latina, predomina una visión de los artistas, en general, a exhibir, presentar, exponer, en Europa o US.
No es excluyente. Los festivales, las muestras, exposiciones, etc. Pueden ocurrir en cualquier lugar del planeta, sin embargo me resulta atractivo y enriquecedor, observar la labor creativa de los artistas, en los países hermanos.






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